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La elección de la forma jurídica es una parte muy importante del proceso de formalizar un negocio, porque esta decisión impactará directamente sobre la responsabilidad, las obligaciones fiscales, el crecimiento y la financiación de dicha empresa. Si no tienes muy claro qué tipos de sociedades existen en España, qué caracteriza a cada una y cuál es la que más te conviene, sigue leyendo porque nosotros te lo explicamos.

Importancia de elegir la forma jurídica correcta 

Como mencionamos en la introducción de este post, elegir la forma jurídica adecuada es importantísimo porque dicha decisión afecta directamente la responsabilidad de los socios y administradores, el acceso a financiación, las ventajas fiscales, la facilidad para disolver o transformar la empresa y las obligaciones tributarias. Para ir un poco más al detalle:

Manejo eficiente de responsabilidades y riesgos 

La elección de la forma jurídica define el nivel de responsabilidad que asumen los socios y administradores. Mientras que un empresario individual o una sociedad civil pueden responder con su patrimonio personal, en una sociedad limitada o sociedad anónima la responsabilidad se limita al capital aportado.

Ventajas fiscales del tipo de sociedad correcto 

  • Un autónomo tributa por IRPF, con tipos progresivos que suelen ser elevados.
  • Una S.L. o S.A. tributa por el Impuesto sobre Sociedades (25%), con una reducción al 15% los dos primeros años.
  • Cooperativas y sociedades laborales tienen bonificaciones fiscales en el IS y en cotizaciones sociales.
  • Las UTE pueden acceder a exenciones en contratos públicos.

Potencial de crecimiento y expansión 

El modelo jurídico influye en la capacidad de atraer inversión y escalar el negocio. Por ejemplo, una S.A. permite la entrada de inversores mediante la emisión de acciones, mientras que una S.L. es más flexible para pequeñas empresas, pero con limitaciones en la captación de capital.

Clasificación y descripción de los tipos de sociedades en España 

Autónomo

Es la forma más sencilla y rápida de iniciar un negocio. No requiere capital mínimo, pero el empresario responde con su patrimonio personal ante deudas. Tributa por IRPF en función de sus beneficios, lo cual es poco ventajoso si la facturación es alta.

Autónomo de responsabilidad limitada (ARL)

Protege la vivienda habitual del autónomo (hasta ciertos límites) frente a deudas empresariales. Aunque reduce riesgos, sigue sin ofrecer separación total entre patrimonio personal y empresarial. Este modelo es ideal para negocios unipersonales con bajos costes fijos y que no requieren de grandes inversiones iniciales.

Sociedad civil

Se forma mediante un contrato entre dos o más personas para explotar un negocio conjunto. No tiene personalidad jurídica propia, y los socios responden con su patrimonio personal. Fiscalmente, tributa en IRPF si no tiene personalidad jurídica y en Impuesto sobre Sociedades en caso de que la adquiera.

Comunidad de bienes

Similar a la sociedad civil, pero se basa en la propiedad compartida de un bien (como un local o maquinaria). No requiere capital mínimo y sus socios tributan por IRPF.

Sociedad de responsabilidad limitada

La forma más utilizada en España. Su capital mínimo es de 3.000 €, pero siguiendo ciertas normas es posible comenzar con tan solo 1 €. La responsabilidad de los socios se limita al capital aportado, tributa al Impuesto sobre Sociedades (25%) y es ideal para pequeñas y medianas empresas (pymes).

Sociedad anónima

Pensada para grandes empresas, requiere de un capital mínimo de 60.000 €, permite la entrada de accionistas y la cotización en bolsa. La responsabilidad de los socios es limitada, su estructura permite captar inversión con gran facilidad, pero su regulación es estricta y los costes de constitución y administración son elevados.

Sociedad laboral

Puede ser una S.L. o S.A., pero al menos el 51% del capital debe estar en manos de los trabajadores. Ofrece bonificaciones fiscales y ayudas en la Seguridad Social. Se trata de un modelo ideal para empresas que buscan una gestión democrática y la implicación activa de los trabajadores en la toma de decisiones. Requiere un mínimo de tres socios y establece límites para la participación de socios no trabajadores.

Sociedad cooperativa

Formada por socios trabajadores con estructura democrática. Se beneficia de ventajas fiscales, como tipos impositivos reducidos y exenciones en el IS. 

Unión temporal de empresas (UTE)

Asociación temporal de empresas para ejecutar un proyecto conjunto. Cada empresa mantiene su personalidad jurídica y responde por sus obligaciones; es una alternativa muy utilizada en sectores como la construcción y la ingeniería.

Factores a considerar al elegir una forma jurídica 

Como comprenderás, hay que pensar muy bien qué forma jurídica seleccionar para poder entender la responsabilidad, los costes, la fiscalidad y el potencial de crecimiento del negocio. Los factores que debes considerar para asegurarte de que esta decisión sea lo más acertada posible son:

  • Responsabilidad de los socios: La elección determina el grado de responsabilidad sobre las deudas. Mientras que un autónomo o una sociedad civil implican responsabilidad ilimitada, en sociedades como la S.L. o la S.A., los socios solo responden hasta el capital aportado.
  • Costes de constitución y mantenimiento: ¿Con cuánto capital cuentas para formar la sociedad? Recuerda que algunas formas requieren capital mínimo de tan solo 1 € o 3.000 €, mientras que otras requieren 60.000 €. Aunque también está la comunidad de bienes, que no exige inversión inicial. 
  • Financiación y crecimiento: Si prevés la captación de inversión o inversiones, lo mejor es elegir una S.A. porque facilita la entrada de socios mediante acciones.
  • Gestión y regulación: Las estructuras más simples, como autónomos y sociedades civiles, tienen menor carga administrativa. Las S.L. y S.A. requieren mayor control contable y cumplimiento normativo.

Conclusión 

En conclusión, la forma jurídica debe seleccionarse de forma tal que se alinee con los objetivos del negocio. No hay una fórmula única y depende enteramente del tamaño, riesgo, capital, gestión y crecimiento esperado. Se deben evaluar las opciones y buscar asesoramiento legal y financiero para elegir aquella forma jurídica más adecuada para el éxito del negocio. 

Ignacio Garcia Taboada - Abogado en málaga capital
Ignacio Garcia Taboada

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